viernes, 27 de diciembre de 2013

La investigación

FICHA:

Autor: Stanislaw Lem
Editorial: Impedimenta
Género: Ciencia Ficción
Páginas: 242
Traductor: Joanna Orzechowska

La investigación es un libro con doble vertiente: interesante y raro. Interesante porque la trama de la investigación se ve analizada en todos sus pormenores a través del teniente detective Gregory de Scotland Yard. ¿Por qué han vuelto a la vida los muertos? ¿Cuál es la etiología de esa vuelta a la vida? A través del detective de la policía metropolitana de Londres se tratará de buscar las hipótesis que expliquen el porqué, recurriendo a los métodos del conocimiento aplicados a toda investigación criminal, desde las hipótesis experimentales basadas en experiencias anteriores, hasta acudir a prominentes científicos, como el doctor Sciss, que ayudan a la Policía.

Todo parece enrevesarse a lo largo de la trama y el lector se verá sumergido en un caos de la consciencia, donde será difícil discernir la realidad de la inconsciencia o quién sabe si de la locura, nada ni nadie parece poder explicar el misterio. Londres, como marco incomparable al igual que el countryside inglés, es en sí mismo otro personaje. Es una ciudad fría, envuelta en la bruma, casi fantasmagórica en la novela.

Lem parece que desarrolló la trama con una idea preconcebida hasta la mitad de la misma porque a partir de ese momento pierde la intensidad y el vigor con el que empezó. En un principio, más que una novela de ciencia ficción parece una novela policíaca, y es cierto que al comienzo hará las delicias de los lectores del género pero les creará confusión y desencanto al finalizar. Lem pone en duda incluso la certeza de la muerte y la novela se ve abocada a un callejón sin salida, donde nada es lo que parece y nada se resuelve.

SIPNOSIS DE LA EDITORIAL:

Gregory, un joven teniente de Scotland Yard, recibe el encargo de investigar una serie de extraños sucesos que tienen intrigada a la policía.
De diversos puntos de la zona metropolitana de Londres llegan informes sobre cadáveres aparentemente resucitados que empiezan a levantarse y caminar, a vestirse y recorrer largas distancias antes de desaparecer sin dejar rastro. Nadie encuentra una explicación racional para lo sucedido, y lo que comienza siendo una anécdota intrascendente acabará convirtiéndose en una auténtica plaga. ¿Se trata realmente de muertos que vuelven a la vida? ¿Estamos ante un caso de ladrones de cuerpos? Pronto se hará evidente que el principal misterio no radica únicamente en la investigación en sí, sino en los efectos que los sucesos tienen sobre el propio lector.

Stanislaw Lem nos seduce con una intriga policíaca de tintes filosóficos y metafísicos, en un Londres neblinoso y nocturno en que casi ninguna pregunta tiene respuesta.

Un covo di vipere

FICHA:

Autor: Andrea Camilleri
Editorial: Sellerio editore Palermo
Género: Novela negra
Páginas: 261

Camilleri  nos vuelve a poner en la piel del comisario Montalbano de la Polizia di Stato en su comisaría de Sicilia. En esta novela, el caso arranca cuando se recibe una llamada en comisaría alertando de que un importante comerciante ha sido disparado en su casa a primera hora de la mañana mientras desayunaba. De un posible homicidio se descubre que se han producido dos sobre la misma persona. 

El comerciante primero fue envenenado y posteriormente disparado ¿por qué no se le envenenó directamente? ¿Desconocía el segundo homicida que ya había pasado por ahí el primer homicida? Muchas preguntas y pocas respuestas harán indagar a Montalbano sobre todos los pormenores del caso. La aparición de un vagabundo, despertará en la pareja de Montalbano una necesidad de socorrerlo, pese a que no lo necesite ni lo requiera, y Montalbano empatizará con él. Su aparición resultará crucial para Montalbano. Herencias, disputas familiares y una oscura y promiscua vida sexual del comerciante serán los ejes sobre los que gire la trama.

Camilleri mantiene su escritura directa y coloquial, usando el dialecto siciliano de forma contrapuesta al italiano, que aparecerá sólo en momentos formales dentro de los diálogos de los protagonistas de la novela. Esto produce que algunos lectores le admiren y otros por el contrario lo detesten. El autor aprovecha la ocasión para tratar un tema tabú como es el del incesto mientras desarrolla la novela. No es la mejor obra del autor, la trama se desvela de forma casi súbita, pero hay determinados capítulos que hacen que Montalbano sea nuevamente ese héroe cotidiano y afable a quien tantos lectores admiran.

SIPNOSIS DE LA EDITORIAL:

«Il ragioniere Cosimo Barletta, sciupafemmine compulsivo e strozzino, è stato trovato morto: ucciso con modalità che a prima vista appaiono inesplicabili, e addirittura insensate. Montalbano indaga sui segreti impenetrabili di una famiglia e sui misteri di una comunità. Sui rapporti di sangue e quelli di affinità. Entra nei recessi e nei meandri di tante vite private» (Salvatore Silvano Nigro).
Sognando, Montalbano è entrato in un sogno dipinto da Rousseau il Doganiere. Si è ritrovato, insieme alla fidanzata Livia, nel respiro di luce e nella convivenza innocente di un’edenica foresta. Gli intrusi riconoscono il luogo solo grazie a un cartello inciso a fuoco. Sono nudi. Ma portano addosso l’ipocrisia di foglie di fico posticce, fatte di plastica. L’armonia dell’eden, la sua mancanza di volgarità e violenza, è una finzione pittorica. Non appartiene a nessun luogo reale. E neppure ai sogni. Ciononostante, anche nella cieca e brutale realtà può sopravvivere la delicatezza del canto discreto e cortese di un uccello del paradiso saltato giù dai rami dipinti o sognati. Montalbano viene svegliato dal fischiettare di un garbato vagabondo che intona Il cielo in una stanza, con «alberi infiniti», imponendosi sul fracasso di un temporale.

La filologia congetturale del commissario deve applicarsi al fondo torbido e malsano di esistenze nascoste e incarognite dal malamore, dagli abusi e dalle sopraffazioni, dalla crudeltà e dalla sordidezza, dalle ritorsioni e dai ricatti, dalla gelosia e dal rancore: non meno che dall’interesse. Il ragioniere Cosimo Barletta, sciupafemmine compulsivo e strozzino, è stato trovato morto: ucciso con modalità che a prima vista appaiono inesplicabili, e addirittura insensate. Montalbano indaga sui segreti impenetrabili di una famiglia e sui misteri di una comunità. Sui rapporti di sangue e quelli di affinità. Entra nei recessi e nei meandri di tante vite private. Fa i conti con sensazioni equivoche, desolazioni, e disperate tenerezze. Incontra figuranti di sofisticata semplicità o di apatica frigidezza. Va alla ricerca di un testamento annunciato e paventato, ma che forse non c’è. Montalbano ha davanti un muro di buio, dietro il quale avverte qualcosa di terribile che lo spaventa. Si lascia risucchiare da un abisso, lungo una linea di faglia che gli dà le vertigini. Confinato nella sua solitudine, sente con trepidazione che il momento della verità si approssima. Aguzza l’ingegno. Ma il suo sguardo è tutt’altro che spietato. Compassionevole, il commissario raccoglie dalla divina foresta di Rousseau il Doganiere l’eco ancora riascoltabile di una aerea nota. E, senza prurigini, ha rispetto per il vero pudore: per la nudità, alla fine, di chi non è innocente e non è del tutto colpevole. Chiude il caso tragico, pietosamente: con dolorosa malinconia. Non dà voti di condotta. Dal dramma Hedda Gablerdi Ibsen ha imparato a sondare le psicologie controverse. E dal film Il cattivo tenente di Abel Ferrara ha appreso la forza della comprensione. Camilleri lascia che la sua scrittura pulsi di tutto un inventario di inquietudini letterarie e cinematografiche, e di atavici spaventi. Scrive un romanzo di solido impianto, su colpe che raggelano quanto il terrore gorgonico in una tragedia greca.  Salvatore Silvano Nigro