martes, 2 de noviembre de 2021

Cielos extraños sobre Berlín Este

FICHA:

Autor: Jeff Loveness, Lisandro Estherren y Patricio Delpeche.

Editorial: Planeta Cómic

Género: Novela gráfica

Traductor: Víctor Manuel García de Isusi

Páginas: 120

Loveness lleva la acción de esta obra al Berlín Este de 1973, en la época de la coexistencia pacífica y distensión (1953-1979) entre los grandes bloques durante la Guerra Fría. El protagonista es un espía estadounidense -presumiblemente perteneciente a la CIA- infiltrado en la Stasi de la República Democrática Alemana, Herring, al que el lector conoce cuando intenta ayudar a unos berlineses a cruzar el muro que separa las dos partes de la ciudad. Durante este intento son descubiertos por las autoridades de Alemania del Este, pero en ese momento una brillante luz cruza la noche berlinesa para estrellarse en suelo alemán, de la parte comunista, por lo que los soviéticos se hacen cargo de la zona del accidente y el objeto hallado en ella. Los norteamericanos están muy interesados en saber qué es ese objeto y por ello Harring ha de conseguir acceso al búnker donde lo tienen custodiado, donde estará también otro agente de la Stasi, que es el coronel encargado del contraespionaje alemán y, por ello, némesis del espía estadounidense.

Situar esta narración en los años 70 del siglo XX no es baladí, porque en esos años las dos alemanias comenzaron a relacionarse sin necesidad de sus “padrinos” de las superpotencias, así la victoria de Willy Brandt, que le llevó a la cancillería de la RFA, marcó un acercamiento a la RDA y la URSS a comienzos de los años setenta (la llamada Ostpolitik), siendo un nuevo interlocutor para las dos potencias de la Guerra Fría. El espía estadounidense seguía anclado en la visión de Kennedy y su famosa frase, enunciada en 1963, “Ich bin ein Berliner”, donde afirmaba que si el comunismo era la ola del futuro, si se podía trabajar con los comunistas, o si el comunismo era un sistema malvado pero que permitía el progreso, que fuesen a Berlín y descubriesen cómo no era cierto. Pero la realidad se daba de bruces con esa supuesta superioridad occidental porque los Estados Unidos acababan de pactar una retirada de la guerra de Vietnam con Vietnam del Norte, habían firmado el tratado SALT I para la limitación del armamento estratégico nuclear en Moscú, que mostraban una cierta ventaja de la Unión Soviética en el ámbito internacional,  entrando el temor norteamericano a ser sobrepasados. Si en este sentido la administración Nixon, a punto de naufragar, no iba bien, bajo el liderazgo de Leonid Breznev, la Unión Soviética tendió a la esclerosis, puesto que el dirigente soviético no era sino el hombre de paja de la nomenklatura

Con ello Loveness puede construir la historia, simple y directa, donde la verdad es lo único que no desea compartir nadie, siendo el exponente característico de esta década donde los presidentes de ambas superpotencias rehuían de ella y sus servicios secretos también, con el objetivo de ganar la confrontación entre ambas, sin importar los costes humanos inherentes a esa tupida red de mentiras, medias verdades y falsedades. El búnker donde se desarrolla la acción favorece el clima de tensión y claustrofobia, donde el guionista va alternando el punto de vista entre los dos miembros de la Stasi, ambos con numerosos secretos que ocultar, mientras los soviéticos no pueden contener lo encontrado en el lugar del accidente. El miedo a ser descubiertos es lo que une a todos los protagonistas, para evitar que el misterio del búnker salga a la luz, pero estos secretos parecen estar siendo revelados por lo encontrado en el accidente y, por ello, todo ha de ser silenciado en ese ambiente subterráneo.

En el apartado gráfico destaca el trabajo del dibujante Lisandro Estherren, constatando su capacidad de alternar estilos según la historia; secundado por un buen color de Patricio Delpeche, que complementan perfectamente el ambiente ideado por Loveness. El primero realiza un trazo muy suave, con una tinta apenas perceptible y reforzada por los colores planos del segundo, siendo esta combinación poco definida para los estándares del cómic comercial actual, pero que artísticamente consiguen su objetivo en esta historia.

Sin grandes pretensiones, Cielos extraños sobre Berlín Este es una historia de espías y misterio, que dan al lector la posibilidad de disfrutar de una aventura, que muestra los miedos interiores y la necesidad de los seres humanos de esconder su yo personal, con las consecuencias que ello acarrea.


SINOPSIS DE LA EDITORIAL:

Berlín Oriental, 1973. Herring, un espía estadounidense, ha pasado la Guerra Fría infiltrándose en los casos más relevantes de la Inteligencia de Alemania Oriental por una causa en la que, ahora, desilusionado, ha dejado de creer. El agente, brillante pero amargado, ha visto de todo y ha hecho todo lo que su Gobierno le ha pedido, pero su última misión lo enfrenta a una fuerza enemiga tal que podría borrar del mapa a la humanidad entera.

La Carrera Espacial ha tenido consecuencias mucho peores de las que los soviéticos llegaron a imaginar porque, cuando envían por primera vez seres humanos a las estrellas, algo que no es humano los sigue a la vuelta.

Cuando una misteriosa sonda alienígena aterriza en Berlín Oriental, la zona controlada por los soviéticos, los estadounidenses envían a su mejor espía para que investigue. No obstante, a medida que Herring se acerca a la verdad, cabe la posibilidad de que descubra que el poder que está investigando es demasiado peligroso como para que nadie consiga controlarlo o contenerlo.

Los aclamados creadores Jeff Loveness (Judas) y Lisando Estherren (Redneck) presentan un escalofriante cómic de suspense acerca de una aterradora amenaza inhumana durante el momento álgido de la Guerra Fría. Solo un espía puede salvar el mundo… si es que es capaz de salvarse a sí mismo primero.

Editorial original: Boom!

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