FICHA:
Autor: Arther Ferrill
Editorial: EDAF
Género: Historia
Páginas: 303
Traductor: Melquíades Prieto
Este ejemplar es un
clásico de la caída del Imperio romano. Con multitud de fuentes, Ferrill
hilvana un texto constructivo y argumentado, en el que da pie a críticas y
examina obras para que el lector pueda convergir o divergir de sus argumentos.
No deja de consultar fuentes referenciales como los clásicos latinos o el
ilustrado Gibbon, sino que además examina numerosas obras decimonónicas y del
siglo XX, así como estrategia y táctica militar más reciente.
Arther Ferrill realiza
un viaje cronológico desde el siglo segundo, aunque antes resumiendo las
conclusiones a las que llegó Gibbon, hasta la desaparición del Imperio romano
de occidente en el siglo V de nuestra era. A lo largo de esos siglos va
mostrando al lector la función del ejército romano y argumenta como los cambios
sufridos en el ejército, sobre todo desde la gran reforma de Constantino, fue
devaluando la supremacía militar romana en detrimento de los pueblos bárbaros.
Hace hincapié en batallas que, perdidas por los romanos orientales como en
Persia o en Adrianápolis, marcaron el devenir imperial occidental. Así también
se detiene en la última victoria romana occidental, como es la de los campos
catalaúnicos, pese al desprecio de Atila hacia las tropas romanas de la época.
En definitiva, es una
obra breve pero concisa, que hace surgir en el lector nuevas inquietudes para
entender cómo el Imperio pudo desmoronarse a la velocidad con que lo hizo en el
siglo V.
SIPNOSIS DE LA EDITORIAL:
¿Qué ocasionó la caída
de Roma? Desde los días de Gibbon, los eruditos han debatido la cuestión con
vehemencia y llegan a respuestas que van desde la decadencia racial hasta la
extendida inmoralidad y una excesiva burocratización. En los últimos años la
explicación más probable ha sido olvidada: ¿No fue, por encima de todo, un
derrumbamiento militar? El autor lo cree así y lo argumenta en este interesante
libro.
En la última década del
siglo IV d.C., el emperador Teodosio gobernó todavía sobre un Imperio tan
extenso como el del gran Augusto y dirigió un imponente ejército de cientos de
miles de hombres.
Menos de ochenta años
después, tanto el Imperio como el ejército habían sido destruidos ¿Cómo
sucedió? Las invasiones bárbaras desempeñaron desde luego su papel, pero la
causa fundamental recae en el interior del mismo ejército.
La inmensa reserva
móvil creada por Constantino (306-307) debilitó fatalmente las fuerzas
fronterizas y reforzó a la caballería a expensas de la infantería. La
introducción de aliados bárbaros como refuerzo del ejército bajó la moral y la
disciplina de la infantería. Todavía, en las batallas cruciales contra los
godos y los hunos, fue la infantería, no la caballería, la que decidió la
suerte del Imperio.
La derrota de la infantería
romana condujo a la caída de la misma Roma.