miércoles, 30 de octubre de 2013

La caída del Imperio Romano

FICHA:

Autor: Arther Ferrill
Editorial: EDAF
Género: Historia
Páginas: 303
Traductor: Melquíades Prieto

Este ejemplar es un clásico de la caída del Imperio romano. Con multitud de fuentes, Ferrill hilvana un texto constructivo y argumentado, en el que da pie a críticas y examina obras para que el lector pueda convergir o divergir de sus argumentos. No deja de consultar fuentes referenciales como los clásicos latinos o el ilustrado Gibbon, sino que además examina numerosas obras decimonónicas y del siglo XX, así como estrategia y táctica militar más reciente.

Arther Ferrill realiza un viaje cronológico desde el siglo segundo, aunque antes resumiendo las conclusiones a las que llegó Gibbon, hasta la desaparición del Imperio romano de occidente en el siglo V de nuestra era. A lo largo de esos siglos va mostrando al lector la función del ejército romano y argumenta como los cambios sufridos en el ejército, sobre todo desde la gran reforma de Constantino, fue devaluando la supremacía militar romana en detrimento de los pueblos bárbaros. Hace hincapié en batallas que, perdidas por los romanos orientales como en Persia o en Adrianápolis, marcaron el devenir imperial occidental. Así también se detiene en la última victoria romana occidental, como es la de los campos catalaúnicos, pese al desprecio de Atila hacia las tropas romanas de la época.

En definitiva, es una obra breve pero concisa, que hace surgir en el lector nuevas inquietudes para entender cómo el Imperio pudo desmoronarse a la velocidad con que lo hizo en el siglo V.

SIPNOSIS DE LA EDITORIAL:


¿Qué ocasionó la caída de Roma? Desde los días de Gibbon, los eruditos han debatido la cuestión con vehemencia y llegan a respuestas que van desde la decadencia racial hasta la extendida inmoralidad y una excesiva burocratización. En los últimos años la explicación más probable ha sido olvidada: ¿No fue, por encima de todo, un derrumbamiento militar? El autor lo cree así y lo argumenta en este interesante libro.

En la última década del siglo IV d.C., el emperador Teodosio gobernó todavía sobre un Imperio tan extenso como el del gran Augusto y dirigió un imponente ejército de cientos de miles de hombres.

Menos de ochenta años después, tanto el Imperio como el ejército habían sido destruidos ¿Cómo sucedió? Las invasiones bárbaras desempeñaron desde luego su papel, pero la causa fundamental recae en el interior del mismo ejército.

La inmensa reserva móvil creada por Constantino (306-307) debilitó fatalmente las fuerzas fronterizas y reforzó a la caballería a expensas de la infantería. La introducción de aliados bárbaros como refuerzo del ejército bajó la moral y la disciplina de la infantería. Todavía, en las batallas cruciales contra los godos y los hunos, fue la infantería, no la caballería, la que decidió la suerte del Imperio.

La derrota de la infantería romana condujo a la caída de la misma Roma.

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