FICHA:
Autor: António Vasconcelos Raposo
Editorial: Sextante Editora
Género: Novela
Páginas: 120
Una sorpresa, en forma
de libro corto pero intenso, es lo que aguarda al lector al leer esta historia
de António Vasconcelos sobre su intervención en la guerra colonial de Angola en
los años 70 del siglo pasado. El autor formó parte como oficial de los
Fuzileiros Especiais, las operaciones especiales de la infantería de marina
portuguesa durante la guerra de Angola y de ahí su especial sabiduría a la hora
de abordar este libro.
El argumento es narrado
en forma de primera persona, siendo las vivencias del autor la que nos guíen a
lo largo de 120 páginas. La acción transcurre en la Angola profunda durante el
año 1975 y los infantes portugueses han de salvar a unos compatriotas
prisioneros de la guerrilla durante el traslado de éstos a la gran base de los
rebeldes. El comando portugués es transportado a la zona asignada y durante
cinco días el autor narrará la misión en la que se vieron envueltos.
En este breve período
de tiempo ocurrirá la revolución de los claveles, aunque en el “mato” no todas
las noticias llegan a tiempo y la operación haya de ser llevada hasta el final.
El autor analiza aquí las relaciones entre los soldados, entre éstos y los
rebeldes y por último la relación entre todos ellos y la temida PIDE
portuguesa.
El relato no deja
indiferente al lector y hace surgir una luz de esperanza en el ser humano
incluso en los oscuros momentos de las guerras y luchas. El honor, el valor y
el sacrificio son reconocidos por el autor en la obra en todos aquellos que
lucharon por ello. Es por lo tanto un punto de vista de la guerra de Angola,
más optimista que el de autores como Lobo Antúnes, y en este caso mucho más
vívido y electrizante.
SIPNOSIS DE LA EDITORIAL:
Mais dois passos dados
por todos e ficamos a uma distancia de oito metros. A luz era já mais intensa e
sentimos os primeiros movimentos, alguém que se levantava. Do chão surgiram os
primeiros sons. Começavam lentamente a despertar.
O primeiro guerrilheiro
em pé foi o sinal para que todos iniciásemos o ataque. E todos entendemos esse
sinal. Foi uma corrida tão rápida, tão eficaz, que não precisámos de dar um
único tiro, apenas se escutou naquela mata o grito dos Fuzileiros: «Vamos a
eles, vamos a eles! Apanha à mão! Apanha à mão!…»
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