Autor: Mario Vargas Llosa
Editorial: Alfaguara
Género: Ensayo
Páginas: 226
El estilo de Mario Vargas Llosa está
más que definido a estas alturas. La narrativa es rica y variada, con un
dominio de la lengua castellana que hace la delicia de cualquier lector y su
lectura es fluida e intensa. Que el lector no comparta el fondo del asunto no
quita para que admire la forma. Quizá alguno de los artículos publicados en el
libro, si anteriormente ya han sido leídos, puedan resultar algo repetitivos.
En el libro se analiza la
banalización de la cultura o lo que el autor entiende por la misma, dándose un
espectáculo liviano, simple, ligero que no requiere un saber más que el
cotidiano. Esta cotidianeidad es lo que rechaza el autor que sugiere una
diferenciación entre la cultura y el mero entretenimiento o pasatiempos.
SINOPSIS DE LA EDITORIAL
«La cultura, en el sentido que
tradicionalmente se ha dado a este vocablo, está en nuestros días a punto de
desaparecer».
La banalización de las artes y la
literatura, el triunfo del periodismo amarillista y la frivolidad de la
política son síntomas de un mal mayor que aqueja a la sociedad contemporánea:
la idea temeraria de convertir en bien supremo nuestra natural propensión a
divertirnos. En el pasado, la cultura fue una especie de conciencia que impedía
dar la espalda a la realidad.
Ahora, actúa como mecanismo de
distracción y entretenimiento. La figura del intelectual, que estructuró todo
el siglo XX, hoy ha desaparecido del debate público. Aunque algunos firmen
manifiestos o participen en polémicas, lo cierto es que su repercusión en la
sociedad es mínima. Conscientes de la esta situación, muchos han optado por el
discreto silencio. Como buen espíritu incómodo, Vargas Llosa nos entrega una
durísima radiografía de nuestro tiempo y nuestra cultura.
«Este pequeño ensayo no aspira a
abultar el elevado número de interpretaciones sobre la cultura contemporánea,
sólo a dejar constancia de la metamorfosis que ha experimentado lo que se
entendía aún por cultura cuando mi generación entró a la escuela o a la
universidad y la abigarrada materia que la ha sustituido, una impostura que
parece haberse realizado con facilidad, en la aquiescencia general.» Mario
Vargas Llosa