martes, 24 de marzo de 2015

La ciencia de Sherlock Holmes

FICHA:

Autor: James O'Brien
Editorial: Crítica
Género: Divulgación
Páginas: 268
Traductor: Javier García Sanz

La importancia de las ciencias utilizadas en las obras de Sherlock Holmes son analizadas en este libro por el autor, reputado químico y profesor universitario, desde la dactiloscopia hasta la química, pasando por la biología, la física, las matemáticas y otras muchas.
O'Brien comienza estableciendo los códigos para cada una de las obras del detective más famoso del mundo y no hacer repetitiva la mención de cada relato corto/largo. También revisa los cánones sherlockianos.
En el primer capítulo analiza el comienzo del mito, desde su autor y las influencias que sobre él ejercieron Edgar Allan Poe y el doctor Joseph Bell. En el segundo capítulo comienza a desarrollar los personajes más importantes de los relatos de Holmes.
En el tercer capítulo comienza a desgranar los actos pioneros de Holmes en las ciencias forenses y cómo hizo del detective del 221b de Baker St. un adelantado a su tiempo. La criminalística comienza con un repaso sobre las teorías del bertillonaje y el gran descubrimiento de la dactiloscopia. Posteriormente analiza trazas como las pisadas o la grafología.
Los capítulos cuarto y quinto se centran en otras ciencias usadas en la investigación forense como la química, especialidad del autor, las matemáticas, la biología, la física y otras ciencias. Aquí analiza la pericia del detective y los aciertos o errores que serían achacables al autor pues su pluma es la que traza la historia de Holmes.
El libro es un gran complemento al de E. J. Wagner sobre la misma temática pero con un enfoque mucho más amplio al contemplar casos reales de la época en la que se sitúan las aventuras de Sherlock.
Este libro está orientado tanto a neófitos de las ciencias forenses como a expertos de las mismas, siendo todos ellos seguidores del primer detective del mundo.


SINOPSIS DE LA EDITORIAL:

Pocos personajes de la literatura son más reconocidos universalmente que Sherlock Holmes, el detective surgido de la imaginación de Arthur Conan Doyle. Cautivados por sus poderes de observación y deducción, muchos lectores pasan por alto el uso que Holmes hacía de la ciencia para resolver sus casos.
Remediar semejante limitación, al mismo tiempo que introduce a los lectores en los fundamentos científicos de las técnicas forenses, es el propósito de este libro. Así, y tras introducir a los principales personajes del mundo de Holmes – Watson y Moriarty, en especial –, James F. O’Brien, un distinguido químico, desentraña los conocimientos científicos de Holmes, especialmente los químicos, materia en la que sobresalió. Analiza, por ejemplo, venenos como el monóxido de carbono, cloroformo y ácido prúsico (el nombre histórico del ácido cianhídrico), y muestra que Sherlock Holmes fue un pionero de la ciencia forense, utilizando las huellas dactilares mucho antes de que Scotland Yard adoptase este método.
Consciente de que la realidad no se puede encapsular en la literatura, O’Brien también incluye descripciones de casos reales, en dominios como el análisis grafológico, explicando cómo se utilizó para capturar al denominado “asesino del Zodiaco” de Nueva York y para determinar el responsable del secuestro (1932) y posterior asesinato del hijo del aviador Charles Lindbergh.

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