martes, 4 de enero de 2022

Prisioneros de la geografía

FICHA:

Autor: Tim Marshall

Editorial: Península

Género: Geografía política, relaciones internacionales

Páginas: 352

Traductor: Antonio Lozano


El libro de Tim Marshall, pese a sus 351 páginas, es corto. No en el sentido que falten datos, sino que el lector quisiera saber más sobre los temas tratados en la obra, ya que el autor hace un análisis global y, si tuviese que detallar cada área que analiza necesitaría una colección completa, sintetizado de lo más importante en cada capítulo. Este ensayo analiza diferentes países y regiones y sustenta el argumento de que las decisiones tomadas por los países se ven determinados por su geografía. Marshall realiza un análisis de las fuerzas que mueven (o movieron) a las grandes economías mundiales y como su posición geográfica ha influido en sus políticas. Un ejemplo sería la necesidad de un puerto de aguas cálidas para Rusia y la influencia que ha tenido en sus políticas, como la anexión de la península ucraniana de Crimea. De China muestra la importancia estratégica que posee el Tíbet para Pekín, donde emergen sus ríos más importantes: el Amarillo y el Yangtsé; junto con la posible amenaza que supondría la India en un Tíbet independiente, por su fuerza militar y el control de las aguas fluviales más importantes de la República Popular de China. De los Estados Unidos de América destaca la facilidad de comunicación que poseen, tanto en su interior con vías fluviales navegables, como hacia el exterior desde sus puertos naturales. Las amenazas provendrían desde el Caribe, siendo Cuba un punto neurálgico para la seguridad de la nación norteamericana. Además de estos países, el autor realiza un estudio sobre otras rivalidades en función de su geografía como las tensiones entre la India y Pakistán, las dos Coreas o Corea del Sur y Japón.

La geografía de los continentes, como se adelantó anteriormente, juega también un importante factor de análisis en la obra de Marshall. Respecto a Europa, el autor destaca que se benefició desde la antigüedad al poseer un buen clima, ríos navegables y el traspaso de conocimiento con Asia al tener puertos de accesos a aguas cálidas. En el análisis de África enfatiza el aislamiento del continente hacia el exterior y, también, hacia el interior como una de las causas de su posición económica global actual. El África Subsahariana está limitada al norte por el desierto del Sáhara, no posee apenas puertos naturales de aguas profundas para que los barcos atraquen, ni ríos navegables que puedan conectar el interior con la costa oceánica. Además, existen numerosas plagas y enfermedades debido a las temperaturas por su situación geográfica, junto con difíciles comunicaciones interiores entre las diferentes zonas debido a su geografía. La colonización europea agravó esos problemas con la delimitación de las fronteras artificiales, sin respetar las comunidades locales, siendo un foco de tensión vigente hasta la actualidad en numerosos países africanos. Con Oriente Medio el problema es similar al existir un gran desierto como es el de Arabia que empujó a la población a vivir junto a las zonas costeras de la península arábiga y, nuevamente, el trazado de unas fronteras que no se correspondían con las comunidades asentadas previamente. Por último, en el análisis de América central y del sur, al igual que en África, existen barreras interiores en el continente que impiden una comunicación fluida entre el interior y la costa, así como entre las diferentes zonas -léase la cordillera andina o la Amazonia-; por lo que las ciudades principales están junto a la costa y el interior de los países está menos desarrollado que la zona costera, creando tensiones dentro de las diferentes zonas dentro de los países respectivos en el reparto de la riqueza nacional.

En definitiva, el libro está bien desarrollado para mostrar al lector la importancia de la geografía en la economía y el modo de vida actual. Los países limitados por ríos, montañas y desiertos tratan de liberarse de esas cadenas para desarrollar su política, algunos pueden trazar rutas y crear mercados para favorecerse de ellos, pero otros no pueden hacerlo y sufren sus limitaciones. El libro muestra que hay muchas zonas e intereses, pero también que solamente hay un mundo y la globalidad afecta a todos los habitantes.

SINOPSIS DE LA EDITORIAL:

Hay un límite a lo que los hombres pueden decidir. A menudo, se trata de un límite real, físico. Montañas, ríos, mares y hormigón se interponen entre lo que los dirigentes han querido para sus países a lo largo de la historia y lo que han podido conseguir. Para entender y explicar lo que ocurre en el mundo solemos referirnos a personas, ideas y movimientos políticos; pero sin los condicionantes que impone la geografía el resultado de semejante aproximación sencillamente está incompleto.

Muchos de los accidentes geográficos del planeta seguirán existiendo en el futuro. De aquí a un siglo, Rusia continuará mirando con angustia hacia el oeste, y seguirá encontrando allí una planicie difícil de defender. La cordillera del Himalaya continuará separando a India y Pakistán e impidiendo en gran parte un enfrentamiento directo. Florida continuará siendo el guardián que vigile la entrada y salida al golfo de México, pertenezca al país que pertenezca.

Con ese punto de partida, y a través de diez mapas -de Rusia, China, Estados Unidos, Europa, África, Oriente Medio, India/Pakistán, Corea/Japón, Latinoamérica y el Ártico-, Tim Marshall mira al pasado, al presente y al futuro de la humanidad en este libro, una obra de investigación excepcional y accesible, de enorme éxito en Reino Unido y Alemania, que ha abierto los ojos de muchos acerca de uno de los mayores (y más ignorados) factores que determinan la historia mundial.


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